Saltar al contenido

Los Piojos: «Tercer arco»


Estabamos en 1991. Nos vamos unos años mas adelante. Sigo en forma cronológica. 

Sigo con esos discos de las bandas que me marcaron para siempre, que más allá del disco que más me guste de esa banda, aunque si con el disparador que me hizo escucharlas y sentirlas mías.

En las vacaciones de 1996 yo tenía 15 años y fuimos a Mar Del Plata con un grupo de amigos. Paramos en un depto de la calle Alem, dónde había muchos bares para ir de noche. Éramos menores de edad y con mucha cara de nenes y no nos dejaban entrar a ningún lado, salvo, a veces, en este boliche donde se bailaba rock.

El tema «El farolito» era el único que había escuchado. Pero lo importante no era eso sino que en este lugar encontramos otra cosa: gente de muchos lugares distintos, se ponían a conversar con nosotros, nos convidaban algo para tomar, en nuestras primeras incursiones en bebidas alcohólicas y eran muy buena onda con nosotros, que éramos más chicos y nadie nos conocía. Y cuando nos preguntaban de dónde éramos y decíamos que éramos de La Plata, ya éramos todos amigos: Si eramos de La Plata, entonces veníamos de la ciudad de Los Redonditos de Ricota.

A partir de ahí entendí que además de los boliches en dónde ibas con la camisa y el corte de pelo de moda, también existían lugares en dónde la gente te respetaba tal cual eras, vistas como vistas y con el corte de pelo que tengas. Se respetaba a la persona y no se la juzgaba por ningún tipo de superficialidad. Ahí empecé a entender a qué lugares quería ir y con que gente me quería juntar.

Esas noches en ese boliche «de rock» terminaban siempre con el mismo tema nuevo: «Verano del 92» fundía a todos, amigos y extraños, en un gran abrazo dónde lo único que importaba era pasarla bien.

Y luego, claro, escuché el disco entero y todo me gustaba, desde la potencia rockera de «Maradó», «Esquina libertad» o «Shup Shup», también se le sumaban hermosas canciones más tranquis como «Todo pasa» o «Al atardecer», siendo todo este un gran disco, que así como el de Attaque que nombre en el disco 1, también me hacía sentir en mi casa y en mi barrio.

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: